Tras la muerte de su padre, el pequeño Tutmosis III debió esperar más de 20 años (bajo la “tutela” de su tía y madrastra Hatshepsut) para ocupar en solitario el trono de Egipto. A partir de este momento Egipto viviría tres de las décadas más gloriosas de su historia durante las que se alcanzó una presencia y un prestigio internacionales sin precedentes, tanto en Nubia como en territorios asiáticos.
Todo ello complementado con una intensa actividad constructiva en Egipto y Nubia como resultado directo de la próspera situación económica del país.
Su tumba puede considerarse como la primera gran tumba decorada del Valle de los Reyes y su templo de “Millones de Años” es hoy en día objeto de un ambicioso proyecto de excavación, estudio y puesta en valor dirigido por la Dra. Myriam Seco Álvarez.