En ocasiones se suele hablar de la obsesión por la muerte de los antiguos egipcios; un error. Los documentos de época faraónica hacen pensar en todo lo contrario, un profundo amor por la vida en su idílico valle del Nilo, hasta el punto de aspirar a prolongarla eternamente. A partir del Reino Nuevo, las cuestiones relativas a la vida en el Más Allá cobraron forma en lo que los egipcios denominaron el “Libro de la Salida al día”, rebautizado por su primer estudioso, el egiptólogo Richard Lepsius, como Libro de los Muertos (Todtenbuch). Un título que, a pesar de lo erróneo, ha sido capaz de atraer la atención de todo tipo de público, generando múltiples enfoques, desde los más académicos hasta los realizados desde el ámbito del esoterismo o las ciencias ocultas.