La grandeza de Ramsés II solo puede exponerse de manera sintética; recrearse en el detalle puede generar una cierta antipatía o indiferencia, como ocurre a menudo: - este pesado de Ramsés II que está en todas partes- suele ser un comentario habitual entre aficionados y profesionales de la Egiptología. Dejando las sensaciones subjetivas a un lado, el reconocimiento que merece este protagonista de la historia es indiscutible; su reinado, uno de los más duraderos, es un repertorio de acontecimientos únicos y singulares que van desde la firma del primer tratado de paz de la historia hasta una intensa actividad constructiva que es origen de la omnipresencia del faraón tanto en Egipto como en la Baja Nubia. Y, ya momificado, hizo “turismo de salud” a París para mantener el pleno uso de sus facultades en los Campos del Ialu.