La colección

Entorno a la figura del faraón y la familia real se desarrolla el primer ámbito del museo, que cuenta con diversas representaciones reales, algunos ushebtis principescos y diversas piezas con nombres regios.

Los signos jeroglíficos y sus versiones cursivas (escritura hierática y demótica) fueran ampliamente utilizados en documentos que proporcionan una valiosa información para el conocimiento del antiguo Egipto en los diferentes ámbitos de la sociedad.

Una amplia gama de piezas de joyería, cuencos de piedra, herramientas, armas, muebles domésticos y objetos relacionados con la cosmética sirven para ilustrar distintos aspectos de la vida cotidiana.

Una de las convicciones posiblemente más arraigadas entre los antiguos egipcios fue la que permitía al ser humano una vida después de la muerte terrenal. La base religiosa de estas ideas surge de un relato mitológico clave en el mundo relacionado con el Más Allá: el mito de Isis y Osiris.

El culto funerario a los difuntos tenía lugar a los templos funerarios (en el caso de los faraones) o en las capillas de culto de las tumbas (personajes privados). Ambos son espacios públicos, accesibles a los encargados de realizar las ofrendas necesarias para garantizar la subsistencia del difunto en el Más allá.

El templo egipcio fue concebido como la casa de los dioses, un hogar adecuado para su adoración. Estrellas, relevos parietales, estatuas oferentes de personajes privados, animales momificados, objetos litúrgicos (sistros, sítulas, coronaciones de cetros ceremoniales,…) representaciones divinas, sueño los principales testigos materiales de las actividades de culto a los dioses.