Dioses de Egipto

Una amplia muestra de divinidades, agrupadas por tríadas divinas, por técnica de fabricación o bien presentadas individualmente por su calidad estética y técnica completan el recorrido del Museo Egipcio de Barcelona.

El Egipto faraónico adoró a miles de dioses. Éstos no pueden ser estructurados en una genealogía globalizadora, ya que los sistemas teológicos agrupaban un número reducido de divinidades. La fórmula más común eran las tríadas, compuestas por un dios principal, su esposa y el hijo de la pareja. No obstante, los egipcios también configuraron complejas teologías, en las que plasmaron su concepción del cosmos y de la creación; entre ellas destacan las elaboradas por los sacerdotes de Heliópolis, Hermópolis, Menfis y Tebas.
Una de las facetas más características de la religiosidad de los antiguos egipcios fue el culto que rindieron a ciertos animales, reflejado claramente en sus creaciones artísticas. Estas divinizaciones siempre estaban relacionadas con algún proceso de observación de la naturaleza, transformando a estos seres en la encarnación de dioses. La fuerza de la leona era la mejor expresión de la violencia de la guerra. Así, la hipopótama, por su voluminosa barriga se asoció a las mujeres embarazadas; el halcón, cuyo poderoso vuelo le aproxima al sol, fue divinizado como un ser celeste y solar.

Figura de la diosa Neit. Bronce y oro. Dinastía XXVI (664-525 a.C.).

Esta diosa, originaria de la ciudad de Sais, luce como atributo más característico la corona roja del Bajo Egipto. Considerada como una de las pocas entidades creadoras de sexo femenino, es también la inventora del tejido y, en su función funeraria, facilita al difunto las vendas y el sudario para su momia. Los griegos la identificaron con Atenea.

Estatua del dios Hapy. Grauvaca. Período Ptolemaico (304-30 a.C.). Parte superior restituida.

En la figura andrógina de Hapy los egipcios veían la personificación de la crecida del Nilo y los beneficios que ello aportaba. Su barriga opulenta, sus generosos pechos y las plantas de papiro de su tocado están en consonancia con su función de dios de la fertilidad.

Representación de la diosa gata Bastet. Bronce. Dinastía XXVI (664-525 a.C.).

Los gatos fueron divinizados y considerados protectores, dada su capacidad para cazar animales dañinos (roedores, serpientes…). No obstante, la diosa Bastet no sólo tenía connotaciones amables y maternales, además podía transformarse en un ser iracundo y cruel, por lo que su carácter se confundía con el de Sacmis, la diosa leona de la guerra.

Estatua de la diosa Tueris. Granito. Baja Época (715-332 a.C.).

Esta curiosa divinidad con cuerpo de hipopótamo, pies y brazos de león, pechos humanos y cola de cocodrilo, fue la patrona de las mujeres durante el embarazo y el parto. Con su aspecto feroz, protegía a mujeres y niños de los seres malignos.

Amuleto del toro Apis. Pasta vidriada. Dinastía XXVI (664-525 a.C.).

Diversos dioses egipcios podían encarnarse en el toro, aunque Apis llegó a ser el más poderoso y célebre. Cada año los sacerdotes seleccionaban al animal que consideraban la encarnación del dios, para finalmente ser momificado y enterrado con gran lujo. El culto a esta divinidad relacionada con la fertilidad y la fuerza fue especialmente intenso en las épocas más tardías.