Las dependencias funerarias

En el interior de las cámaras funerarias, sarcófagos, vasos canopos o amuletos permanecían en contacto directo con la momia. A su alrededor, se podían disponer figuras de divinidades, ushebtis o maquetas funerarias.

Las tumbas egipcias pueden ser consideradas como las verdaderas casas de eternidad de los difuntos. Pirámides, mastabas, tumbas rupestres,…variaron en forma y tamaño en función de la categoría de sus propietarios o de la propia evolución de las estructuras a lo largo del tiempo. Una característica prácticamente común a todas es la existencia de dos ámbitos perfectamente diferenciados desde el punto de vista funcional y topográfico: las dependencias funerarias y la zona dedicada al culto.
En lo concerniente a las dependencias funerarias, la momia es el elemento más importante de los elementos allí depositados. Estaba protegida por sarcófagos de materiales y formas diversas, y entre sus vendas eran colocados amuletos de todo tipo que garantizaban su bienestar en el mundo de ultratumba. Vasos canopos, ushebtis, representaciones de divinidades funerarias, maquetas de episodios del mundo terrenal, alimentos,… son los objetos que más comúnmente aparecen en los equipamientos sepulcrales de las tumbas faraónicas.

Ataúd del sacerdote Cnumhotep. Madera. Dinastía XII (1991-1783 a.C.).

El ataúd de forma paralelepípeda es característico de los Imperios Antiguo y Medio y de las tumbas reales del Imperio Nuevo. Este ejemplar cuenta con textos jeroglíficos dirigidos a Osiris y Anubis que piden una completa dotación de ofrendas para el sacerdote Cnumhotep. Los ojos representados en uno de sus laterales permitían al difunto observar lo que ocurría en el mundo exterior.

Ataúd de madera estucada y pintada. Baja Época (715-332 a.C.).

Por el tamaño y la ausencia de la barba postiza, podría tratarse del ataúd de un niño. Es de destacar la conservación de los elementos utilizados para el ensamblaje de las dos partes que componen la pieza así como la presencia de restos del vendaje de la momia.

Máscara funeraria. Cartonaje. Siglo I a.C.

La máscara funeraria cubría directamente la cabeza y el torso de la momia. Su función más destacada era la de facilitar la identificación del difunto a partir de la reproducción de sus rasgos faciales. Sobre ellas aparecen además diversos elementos ornamentales y divinidades protectoras.

Ushebti del “Sacerdote de Amon”, Amenemopet. Dinastía XXI.

El ushebti es una representación humana de pequeño tamaño, de estilos, formas y materiales diversos. Se colocaba en la tumba para que en el Más Allá pudiera llevar a cabo los trabajos en los que el difunto era requerido. El significado de la palabra ushebti es "el que contesta"; así, cuando el difunto era llamado para el trabajo se suponía que el ushebti debía contestar "aquí estoy" y, en consecuencia, poder substituirlo. A fin de que la figura pudiera revivir para cumplir con sus obligaciones, algunos ejemplares o cajas (como ésta), contienen una versión del Capítulo Sexto del "Libro de los Muertos".

Maqueta funeraria. Madera pintada. Reino Medio (2040 – 1640 aC).

Durante el Primer Período Intermedio y el Imperio Medio las maquetas que reproducen numerosas actividades de la vida cotidiana fueron abundantemente utilizadas. Su propósito era el de perpetuar para el difunto los aspectos más destacables del mundo terrenal. Diferentes tipos de maquetas de barco o escenas agrícolas figuran así en el contenido de las tumbas.