Ajetatón/Amarna. Un lugar para el Sol
Luis Manuel Gonzálvez
Egiptólogo y arqueólogo. Conservador del Museu Egipci de Barcelona
Curso presencial o en línea
Martes 16, 23 y 30 de septiembre de 2025, de 19:00 a 20:30
En el año 6 de su reinado el faraón Ajenatón abandonó Tebas e instaló la capital religiosa y política de Egipto en la ciudad de Ajetatón (el horizonte de Atón). Con esta estratégica iniciativa se puso fin a una época y se dio forma a una propuesta ideológica liderada por el propio faraón y secundada por otros miembros de la familia real, como su esposa Nefertiti, y por un grupo selecto de colaboradores.
Desde el punto de vista arqueológico, Ajetatón (tanto la ciudad como el territorio definido por las llamadas estelas fronterizas) es el conjunto más completo que nos ha legado el antiguo Egipto. Un espacio importante lo ocuparon los edificios de culto al dios Atón (templo pequeño y gran templo) y las zonas residenciales y de representación del rey y sus familiares (varios palacios ubicados en el centro de la ciudad o en zonas más apartadas).
Varias zonas residenciales fueron concebidas en función de la posición social de sus habitantes y, completando la trama urbana, había talleres artesanales, centros de elaboración de alimentos o edificios administrativos. Finalmente, personajes privados y miembros de la familia real contaban con sus respectivas necrópolis, los primeros en los farallones rocosos que delimitaban la ciudad por el este, y los segundos en un valle profundo situado varios kilómetros al este de la ciudad.
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